Como perros y gatos, la parodia electoral
Por Ernesto Zuluaga
Hay dos maneras de tramitar la polarización política que vive el planeta y muy especialmente la sociedad colombiana. La que se está llevando a cabo en nuestra patria —que es similar a otras como la del país del norte— en la que los dos bandos se agreden y pugnan ferozmente por el poder, aprovechan las redes sociales para manipular a la opinión pública, fabrican «fake news» o noticias falsas y engañosas y escudriñan las hojas de vida de los líderes de oposición en busca de cualquier actuación que permita denigrar de ellos o inventar calumnias que parezcan verdades. «El fin justifica los medios», es la premisa fundamental del accionar proselitista y todo está permitido incluso el uso de las prácticas que se le critican a la oposición como el clientelismo, la compra de congresistas y de votos, la utilización de los mecanismos de la justicia para «enredar» a los contrincantes, etc.
Hay otra manera, casi en extinción, de practicar el ejercicio electoral. Un escenario en el que se intenta controvertir las ideas frente a los adversarios, ofrecerle a la opinión pública la mayor y mejor información, proponer debates con altura y sobre todo convivir en paz y armonía. Suena algo ingenuo y quizás angelical, pero sí es posible. En Uruguay, José Mujica enfrentó a la derecha ideológica de esa manera, sin agredir ni mentir. Y ganó. Y yo agregaría que ganó aún más la democracia. Aquel destacado líder mundial incluso aplaudió y reivindicó a algunos de sus oponentes; del exministro de Economía de Uruguay, Ignacio de Posadas, Mujica afirmó que lo valoraba por su «inteligencia», porque de la «derecha» era uno de los que más lo hacía pensar e incluso contaba que lo leía y lo respetaba.
Difícil imaginar algo así en nuestra patria. Para comprender mejor la dimensión de esta actuación debemos recordar que Mujica fue........
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