“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9).

El asesinato de Charlie Kirk, es una nueva invitación para reflexionar sobre la verdad, la fe y la manera en que la sociedad reacciona frente a quienes se atreven a vivir con convicciones firmes a sus valores, principios y a su fe; Charlie, no fue el monstruo, ni el extremista que muchos señalan; fue un padre, un líder juvenil, un hombre de fe, que buscó amar a Jesús, con la misma pasión con la que defendió la familia y los valores que por siglos han sostenido a la humanidad.

En estos tiempos de expansión de la cultura “woke y sectores radicales” que se autoproclaman tolerantes, se hacen evidentes sus contradicción; porque precisamente, quienes predican la diversidad, fueron los primeros en cancelar, insultar, distorsionar su mensaje y celebrar su muerte, etiquetándolo con adjetivos como machista o misógino, transfobico, entre otros, cuando la realidad, es que en su planteamiento argumentativo de debate, defendía la vida, la fe y la verdad expresada con elocuencia, sin odio y sin........

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