No es un chiste, ni una exageración técnica, ni es una moda pasajera hablar de bioseguridad en los establecimientos de belleza, es una necesidad urgente, real, una línea delgada entre el bienestar y el daño, lo digo con conocimiento de causa, llevamos años recorriendo salones, barberías, clínicas estéticas y espacios donde el arte de embellecer se cruza con la salud, y he observado de todo, profesionales rigurosos con protocolos impecables, hasta lugares donde la desinformación o negligencia ponen en riesgo la vida de sus clientes. La belleza no puede construirse, ni trabajarse sobre la ignorancia.

Un procedimiento común como una limpieza facial, una micropigmentación, un corte con máquina o una manicure mal ejecutada, sin instrumentos esterilizados, sin guantes, sin las más mínimas normas es la entrada a infecciones, virus, hongos o incluso enfermedades infectocontagiosas graves como hepatitis B, C y otras.

Como líder del gremio, levanto la voz, para decir que esto, no es solo responsabilidad de quienes prestan el servicio, la regulación y las exigencias deben ser........

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