CARLOS PATIÑO

Durante décadas, el conflicto entre Israel y Gaza ha sido una herida abierta en el corazón de Medio Oriente. Ningún otro escenario resume con tanta crudeza la fragilidad de la paz y la persistencia del odio. Cada intento de negociación se presenta como una promesa, pero termina convertido en un espejismo: una ilusión que se desvanece ante la primera explosión. La más reciente ruptura del proceso de paz no es un hecho aislado, sino el resultado de años de desconfianza, desigualdad y violencia acumulada.
Desde los años 70, se han impulsado múltiples iniciativas para resolver el conflicto israelí-palestino. Algunos países vecinos, como Egipto y Jordania, lograron firmar tratados de paz con Israel, pero la situación con Gaza ha sido mucho más volátil. El acuerdo más reciente, mediado por Qatar y respaldado por Estados Unidos, contemplaba la liberación de rehenes israelíes y prisioneros palestinos, y un cese temporal de hostilidades. No obstante, la tregua fue efímera.
La ruptura del acuerdo se dio en medio de acusaciones cruzadas y nuevos ataques. Israel reanudó sus bombardeos sobre Gaza, mientras Hamás respondió con lanzamientos de cohetes. El resultado: cientos de muertos, una población civil aterrorizada y una comunidad internacional que observa con........

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