De obsolescencias y obviedades
Un cierto aire de originalidad y optimismo quise imprimir a este primer artículo del nuevo año, y nada mejor me pareció que hacerlo apoyándome en (pre)textos literarios para distanciarme algo del prosaísmo filológico, que suele ser motivo central de estos ensayos periodísticos de divulgación lingüística, mas mi flaca memoria, tal vez, o el lírico sentimiento de mis poetas preferidos me fueron alejando de mi intención inicial. No derrocha optimismo, precisamente, Ángel González cuando en su poema “Cumpleaños” confiesa: “… he vivido un año más, y eso es muy duro. […] Para vivir un año es necesario morirse muchas veces mucho”, y esta reflexión, que yo había leído y analizado con poético entusiasmo en otro tiempo, adquiere hoy realistas connotaciones cuando el paso de los años empieza a pesar. Y con Jaime Gil de Biedma me planteo si también, como él, “pasada ya la cumbre de la vida”, contemplo “un paisaje no exento de belleza en los días de sol, pero en invierno inhóspito” (de su poema “Píos deseos para empezar el año”). Así que, a falta del buscado optimismo literario y con la esperanza de que la cálida luz solar alegre mis días venideros, no me queda otra opción que volver al tema del que pretendí alejarme por esta vez para saludar de otra manera la llegada del nuevo año.
He acudido a la libreta de notas que siempre me acompaña para desarrollar alguna de las cuestiones que quedan a la espera del momento adecuado para tratarlas con cierto detenimiento. Me detuve en varias anotaciones que había recogido relacionadas con situaciones, todas extraídas de la prensa, que podrían calificarse de “obsoletas” y un buen número de otras que consideré “obviedades”, pues, frente a lo esperable, dada su naturaleza periodística, carecían de valor informativo ya que no comunicaban nada nuevo ni me producían ninguna sorpresa. “Fatuidades”, en ambos casos, diría yo, de las que el buen periodismo debería rehuir para no incurrir en la monotonía o en la estupidez. A “fatuidad”, según el diccionario académico, se le atribuyen las siguientes acepciones: “1. Falta de razón o de entendimiento, 2. Dicho o hecho........
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