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Estado incierto de la ruleta electoral

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27.02.2025

Ningún candidato opositor puede ganar la próxima elección presidencial si no logra conquistar una mayoría de los votos de la clase media emergente.

Este sector votó ciegamente por el MAS hasta el referéndum de 2016. A partir de esa fecha se fue apartando poco a poco de Evo y del masismo. Hoy es un voto de libre disponibilidad, capaz de apoyar tanto a un candidato moderado del MAS, como a cualquier candidato opositor capaz de conquistar su voto. Es un sector que ya no vota por consigna.

Hay un otro tercio conformado por masistas rábidos que votarán hasta la muerte por el candidato más duro o mejor posicionado del MAS. En el otro extremo está el tercio de anti-masistas rábidos que votarán por el candidato más anti-masista de todos.

Antes de evaluar las perspectivas de la oposición veamos las de Luis Arce Catacora, en caso de que se lance al ruedo. Recordemos cómo este burócrata gris ganó las elecciones de 2020.

Desde Buenos Aires Evo Morales le dio su dedazo para que sea candidato, aplastando a todos los demás aspirantes. Durante su campaña se mostró conciliador, apelando a la clase media emergente, así como a muchos votantes de la clase media tradicional.

Una vez electo encarceló a la ex Presidenta Jeanine Añez, al Gobernador de Santa Cruz Luis Fernando Camacho y a otros dirigentes opositores, amedrentando a los que se atrevan a sacar cabeza contra su débil gobierno. En su último año de mandato le quitó a Evo la sigla del MAS y lo arrinconó en el Chapare. Tal vez no sea tan simple como lo pintan algunos.

El 55% de los votantes que lo eligieron el 2020 estaba compuesto de un 30% del voto válido proveniente de los masistas de base. Evo le garantizó ese voto mediante un MAS unido que le respondió en ese........

© El Deber