Filas, cupos y controles, señales del gran desastre
La rápida escalada de la crisis económica en Bolivia ha tenido hasta ahora respuestas desordenadas, parciales y poco efectivas por parte del gobierno. Medidas como la comercialización directa de dólares por el Banco Central, la venta de reservas de oro, los límites a las comisiones bancarias, el aumento de las subvenciones alimentarias, la liberación de las importaciones de carburantes, entre otras, han sido insuficientes para impedir que la inflación real supere el 50%, que la brecha cambiaria alcance más del 100% y que la escasez de combustibles sea permanente.
Ante sus constantes fracasos, el gobierno está avanzando de manera progresiva, hacia una política de racionamiento y control de compras de alimentos y combustibles mediante cupos y restricciones en las ventas que, de generalizarse, podrían llevar al país a un proceso de destrucción del aparato productivo y sometimiento indigno de la ciudadanía.
La más regresiva de estas medidas ha sido la prohibición de exportar granos de soya y productos cárnicos, aunque no es la única. En Cochabamba ya se ha instruido la venta limitada de combustibles hasta Bs 100 por usuario, con requisitos arbitrarios, y la carga en bidones es autorizada individualmente por la ANH.........
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