La soledad de los vencidos
La experiencia de Luis Arce Catacora nos ha mostrado de una manera desgarradora la precariedad de los afectos políticos y la radical soledad de los vencidos. La imagen de las grandes concentraciones que coreaban al unísono un alentador “no estás solo” ha desaparecido como por arte de magia, hoy constatamos que constituye un ritual que nada tiene que ver con el afecto genuino y, más bien, mucho con las expectativas de reciprocidad material. Esas “multitudinarias” demostraciones de apoyo son la encarnación de lo que el sociólogo Georg Simmel denominó el “intercambio social”, actos masivos que se sostienen no por lazos orgánicos o comunitarios profundos, sino por una fría y utilitaria transacción de intereses; en este esquema, el apoyo no es un fin en sí mismo, sino un medio para acceder a recursos controlados por la figura central.
Este repentino silencio, esta súbita soledad en realidad es solo el eco del desamparo que ha marcado el colapso del MAS. Cualquiera diría que la celda de Arce es todo lo que queda de ese partido que en algún momento se mostró multitudinario y que, la ambición de Evo y la inconmensurable corrupción condenaron al fracaso.
En el caso de Arce Catacora, el........





















Toi Staff
Sabine Sterk
Gideon Levy
Penny S. Tee
Waka Ikeda
Daniel Orenstein
Grant Arthur Gochin
Beth Kuhel