Adolescentes deprimidos: la otra crisis de la que nadie habla en Bolivia
La dura crisis económica en la que está sumida Bolivia afecta a toda la sociedad de manera transversal e integral. Nadie está libre de una carencia, de una ausencia, de una penuria o, simplemente, de sentirse abrumado por la imposibilidad de mantener la alimentación básica de una familia. Este escenario espolea a los padres y los hunde en relaciones de toxicidad al verse desamparados y vulnerables al no poder mantener una pequeña calidad de vida de sus pares.
La discusión en las mesas de los bolivianos es cada vez más dañina. Y lo es no porque entre familiares se busque – de manera voluntaria - un daño colectivo, sino porque ya no existen un mínimo de certidumbre sobre el futuro mediato de cada miembro de la familia. Desde reducir el consumo de carne al mínimo o de café o de azúcar, hasta restringir toda clase de consumo familiar, a niveles, francamente, desastrosos.
Este emponzoñamiento que la crisis económica está inoculando a los hogares nacionales, está produciendo profundas heridas en el núcleo familiar, cuyas cicatrices perdurarán y dejarán un rastro peligroso en el tejido social de los bolivianos.
Desde profundos rencores, hasta acusaciones indiscriminadas por no saber o no poder resolver estas carencias y golpes al bienestar de cada miembro de una familia.........
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