Perdido en la papeleta, ahora quiere el voto nulo
Rolando Tellería
Finalmente, el sueño de Evo Morales, que no lo dejó en paz y lo persiguió sin tregua, de estar en la papeleta electoral en los comicios del 17 de agosto, no se ha cumplido. Este desenlace tiene varios episodios, no es un hecho aislado. Es el resultado de un entramado de decisiones, conflictos internos, presiones jurídicas, disputas estratégicas y quiebres de poder.
En ese sentido, para esbozar y proyectar los escenarios que vienen después del 17 de agosto, es importante revisar esa concatenación de hechos políticos que dan lugar a esta ausencia, celebrada por muchos bolivianos.
Ciertamente, el 21F, es el punto de inflexión. Es el inicio de la debacle. Desde esa fatídica fecha, la caída de Morales es sostenida. Lo que vive hoy, es el costo de esa absurda decisión política de habilitarse como candidato el 2019, cuando, todos le decían NO. Si respetaba los resultados de la consulta popular, otro habría sido su destino. Fue un error capital y los costos los arrastra hasta ahora.
Ese error, lo “maldijo” para siempre. El fantasma del 21F lo perseguirá hasta sus últimos días.
El fantasma del 21F, también derrumbo el mito. Cae al subsuelo la imagen de líder indígena incorruptible, alejado de las pasiones humanas, incapaz de mentir y robar. Lejos de aquella imagen de “mesías” -aunque todavía se cree el salvador-, ahora, en el imaginario popular, es un simple mortal, vulgar y contradictorio.........
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