La vida a-cua-dri-tos
Cecilia Lanza Lobo
Hubo un tiempo en que decapitar fue el verbo que aprendimos por televisión esos días de terrible guerra en Irak cuando la barbarie decapitaba prisioneros “en vivo y directo”. Atestiguamos aquello, aterrados. Aún recuerdo una caricatura de autor reconocido, que decapitó a alguna Miss Bolivia por puro bruta, racista o porque sí. Nada que no fuese el reflejo propio en el espejo tenía cabida. Entonces ¡zas, vuelen las cabezas! Así, poco a poco, decapitar se nos hizo una costumbre.
Hubo un tiempo en que el verbo fue cogotear. Subirte al minibús y acabar con una soga al cuello arrojado a la basura. Hubo un tiempo en el que de vez en cuando aparecían cuerpos mutilados en los ríos de El Alto, pero como todavía no había sucedido la revuelta de octubre de 2003, a quién le importaban los muertos en El Alto.
Hubo un tiempo en que linchar fue el verbo y un alcalde apareció calcinado en un pueblo del Altiplano ardiendo sus huesos a vista y paciencia de la leña vecinal que atizaba el fuego.........
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