Por Germán A. de la Reza

Desde hace más de cuatro décadas, la migración boliviana ha dejado de ser un fenómeno marginal para convertirse en un componente estructural de la sociedad. Cientos de miles de personas han partido rumbo a Argentina, Brasil, Chile, España y Estados Unidos, transformando a la diáspora en una fuerza económica, social y cultural de gran magnitud. Sin embargo, el Estado boliviano no ha sabido acompañar esa transformación con políticas claras, eficaces y duraderas. Hay por lo menos cinco retos fundamentales que exigen repensar la relación entre Bolivia y su diáspora.

1. Representación política y derechos civiles en el exterior.

Pese a que el derecho al voto en el extranjero fue consagrado constitucionalmente en 2009, su ejercicio sigue plagado de obstáculos. En la práctica, sólo una fracción de los migrantes participa en las elecciones, por falta de información, trabas burocráticas o desconfianza. A ello se suma una representación parlamentaria simbólica, sin........

© El Deber