La pesada sombra de China en Bolivia
La influencia de China en Bolivia no es un fenómeno marginal ni reciente: es el resultado de una elección política sostenida desde 2006 que combinó afinidad ideológica con pragmatismo financiero. Mientras el discurso oficial instaló a Beijing como “socio estratégico”, la práctica consolidó vínculos con un régimen de partido único que se autodefine democrático, pero carga con cuestionamientos persistentes en materia de derechos humanos. El balance, hoy, exige rigor: cuáles fueron los beneficios reales, cuáles los costos y, sobre todo, qué dejó el patrón de contratación, endeudamiento y opacidad que acompañó buena parte de estos acuerdos.
Los datos son elocuentes. Entre 2011 y 2023 se identificaron 29 proyectos adjudicados a compañías chinas por 3.384 millones de dólares; descontando Rositas, el monto asignado asciende a 2.384 millones en 28 obras. Bolivia fue el principal financiador en 22 proyectos, con 1.172 millones, es decir, el 35% del total. El Eximbank aportó 1.085 millones........
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