Poder y pueblo, el círculo de los excesos
Este país está sobregirado en unas cosas e incompleto en otras. Es un país donde los ciudadanos protestan coléricos, pero luego aceptan subordinados; se resignan sumisos y terminan domados.
La amenaza y la persecución, el chantaje y el acoso, el estigma de la discriminación hicieron estragos en la democracia; las minorías vivieron en un entorno incierto y hostil. Fueron tiempos impregnados por el exceso de poder; la euforia populista, que ondeaba el azul rutilante, impuso el lenguaje de la violencia: lo importante fue sojuzgar.
A pesar de la experiencia ingrata, las lecciones aprendidas por la ciudadanía son insuficientes; seguramente por eso la comunidad boliviana, de buenas a primeras, se involucra en toda forma de excesos: los comete asiduamente y, de igual manera, los soporta. ¿El hombre se vuelve excesivo por un........© El Día





















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