El debate sin debate
El debate presidencial del domingo pasado causó gran expectativa. Por fin se tenía un evento de esa naturaleza. No se tuvo que lamentar, como en anteriores ocasiones, que el principal candidato se negara a enfrentarse con sus adversarios políticos con la sandez de que “sólo debatía con el pueblo”. Fue importante el debate, pero la mayor parte de los televidentes se quedaron con hambre: les hubiese gustado escuchar algo más sustancioso.
Por el formato, el debate tuvo muy poco tiempo para la exposición de los programas, lo que puede fácilmente corregirse en el futuro. Los candidatos se quedaron en generalidades y en vagas promesas. Si bien todos prometen resolver los problemas acuciantes de la falta de dólares y de combustibles, no dijeron o no precisaron cómo lo harían. No hubo una explicación completa de cuál sería la política cambiaria que seguirían ni cómo desmantelarían la subvención.
Todos los candidatos ofrecían rebajar los impuestos, lo que puede ser muy popular, pero no se compadecen del hecho de que hay que cerrar un........© El Día
