Carisma digital
La política peruana ya no se define por programas ni ideologías, sino por un intangible que hoy pesa más que cualquier plan de gobierno: el carisma digital.
No se trata de ser simpático en mítines ni de soltar frases ingeniosas en entrevistas televisivas, sino de saber encender la pantalla del celular y conquistar audiencias en TikTok, Instagram o YouTube. Allí, donde millones de jóvenes consumen contenido a velocidad de scroll, se juega ahora una parte decisiva del poder.
Martín Vizcarra fue, sin proponérselo, el primer político influencer del país. En plena pandemia, su tono llano y sus transmisiones al mediodía lograron lo que ningún estratega había calculado: convertir la angustia colectiva en ráting digital. Luego, ya fuera de Palacio, migró a TikTok y se instaló en el top local de los creadores de contenido, como si la transición de presidente a ‘streamer’ hubiera sido natural. Hoy, con él en prisión preventiva, ese........
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