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Odiamos tanto a Mario

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18.08.2025

Este ensayo es una protesta por esos compatriotas que se niegan a conocerlo o reconocerlo por rechazo o antipatía, que creo tiene que ver más con el resentimiento que con Mario Vargas Llosa (MVLL). Se trata de lo que esta actitud de rechazo revela respecto a la idiosincrasia, a la identidad cultural de este pueblo, que es el suyo.

El rechazo ideológico y empático a MVLL, incluso de parte de sus paisanos, se manifiesta como comentario espasmódico, diatriba mal o bien racionalizada: la frase hipocritona cuando se trata de su persona, de su carácter (sí, escribe bien… pero). Esa mala voluntad para (re)conocer no sólo sus esplendidas virtudes como ser humano, sino el carácter de estas virtudes y su sentido, que se expresa en su vida y en su literatura.

Sin embargo, muchos de sus paisanos lo detestan abierta o veladamente o a media voz, en su propia ciudad. Solo dos ejemplos, que no me parecen excepcionales: una alta autoridad educativa que lo miraba de pasada en la televisión comentó con fuerte voz: “¡otra vez el sabiondo¡”. Un reconocido intelectual recibiendo gratuitamente la copia de un artículo de Vargas Llosa sobre Bob Marley, el reggae y el cannabis, espetó: “¿de todo se ocupa este tío, no?” Tratándose del más famoso de los escritores peruanos en este siglo y en el anterior, ¿no vale la pena preguntar por este rechazo evidente y oculto a la vez?

La mala y escasa lectura en el Perú afecta, es un hecho evidente para quien está vinculado a jóvenes entre 16 a 24 años, pero también las ingenuidades como la de creer que un escritor de talla mundial, con Nobel o sin él, es solo alguien que escribe bien, independientemente de su preparación, su talento, sus valores personales y su peso ético y político especifico. Vargas Llosa está lejos de ser sólo un paisano que escribe bien y nada más.

Si fuera una simple cuestión técnica, se podría llegar a ser un escritor de esa talla con unos buenos cursos de redacción o algo semejante. Pero eso no explica por qué escriben muy bien muchos escritores que no han seguido ningún curso de redacción, ni explica sobre todo, de manera suficiente, la antipatía al escritor que escribe magníficamente bien y que probablemente tampoco ha seguido un curso de redacción en su vida.

Sospecho que también interviene en ese rechazo un resentimiento más o menos profundo contra lo que el escritor peruano representa como persona, como ser humano, seña por seña. Rechazo que no habla de Vargas Llosa sino de la idiosincrasia de los peruanos que opinan sobre él. Apenas es necesario demostrar que en el Perú el resentimiento es una conducta muy extendida socialmente. Está en el aire que se respira. Y no es un simple sentimiento, sino la compleja consecuencia de la impotencia, la pobreza mental, la menesterosa capacidad crítica y autocrítica, los prejuicios y supersticiones: un boomerang envenenado que se lo dispara uno mismo. Una conducta tan extendida como ignorada y no sólo por la multitud, sino también por los muchos intelectuales que no la han abordado como tema de sus pesquisas científicas. Habría que empezar por casa. Solo la literatura lo ha podido expresar crudamente.

¿Qué es más lejano al hombre peruano de a pie, que un hombre muy bien cultivado, independiente, democrático, disciplinado, creador, triunfador, millonario y guapo? Tal vez lo que provoca ese rechazo es precisamente lo que otros ricos y famosos no tienen: la singularidad de la visión, la actitud y la alta conciencia crítica y cívica, el espíritu de rebelión, la originalidad, etc. Es el valor de los seres que se atreven a ser y decir las cosas como son, sin pensar si eso los favorecerá o no, los hará más o menos populares o no. Actitud que es, en el fondo, mal vista en una comunidad que tiene todavía varios rezagos ideológicos premodernos… y más que rezagos.

Aun reconociendo errores y rechazos políticos pasados. ¿Cómo explicar el resentimiento o la antipatía a un ser lleno de cualidades humanas? ¿Por qué tantos peruanos disimulan o niegan esas cualidades como si no existieran, como si no le fueran inherentes? Se le mide sólo por sus supuestos defectos. Hay derecho a sospechar que no es sólo ignorancia. Lo que más sorprende es cierta imagen social sobre el escritor peruano y la manía de no ver lo que no se quiere ver: esa multiplicidad de cualidades que explican una sólida consistencia y su espléndida unidad de estilo: el pensamiento, la creación literaria, la apasionada preocupación política y la........

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