La resistencia de Brasil a la injerencia y chantaje de Trump
La escandalosa intromisión del gobierno de Donald Trump en la institucionalidad brasileña con el anuncio de imponer aranceles del 50% a las exportaciones de ese país el 9 de julio, dos días después de la culminación de la XVII Cumbre de los BRICS en Río de Janeiro, se inscribe en la estrategia de Estados Unidos de recuperar su presencia perdida en la región y desplazar la de China a como dé lugar.
Así lo expresó el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, ante el Congreso de Estados Unidos, en febrero: “La región [de América Latina y el Caribe] se encuentra en la primera línea de una contienda decisiva y urgente para definir el futuro de nuestro mundo. China ataca los intereses estadounidenses desde todas las direcciones, en todos los ámbitos (…) Washington debe responder a la presencia con presencia”.
En su afán por lograr que su aliado Jair Bolsonaro participe en las elecciones presidenciales de 2026, Donald Trump ha logrado reforzar la imagen del presidente Lula. Sus contundentes respuestas a Trump ante la utilización de los aranceles como arma para que se le otorgue inmunidad al ex Presidente Jair Bolsonaro —tema que le compete al Congreso— han logrado el efecto contrario. El viernes el magistrado del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes, impuso medidas cautelares a Bolsonaro que lo mantendrán bajo libertad restringida. En represalia, Trump ordenó la revocación de visas para el magistrado y sus aliados en el Tribunal, así como para sus familiares directos.
La intromisión
Resulta obvio que para el gobierno estadounidense presidentes como Milei, Bolsonaro o Santiago Peña, de Paraguay, resultan aliados clave para recuperar su alicaída hegemonía en la región.
El problema para Bolsonaro es que, además de estar inhabilitado como candidato por el Tribunal Electoral de Brasil por sus intentos de socavar el proceso electoral democrático en las elecciones presidenciales de 2022, los cinco magistrados de la Primera Sala del Supremo Tribunal Federal (STF) decidieron por unanimidad, en marzo, investigar al ex Presidente y a siete de sus aliados por tentativa de golpe de Estado en 2022, al acoger la denuncia presentada por la Procuraduría General de la República (PGR). Esta pidió la condena de Bolsonaro por los crímenes de tentativa de golpe de Estado, abolición violenta del Estado democrático de derecho y organización criminal armada dedicada a desacreditar el sistema electoral. Asimismo, por incitar ataques a las instituciones democráticas y articular medidas excepcionales.
Si bien Bolsonaro negó las principales acusaciones, el 27 de junio, la causa penal que investiga la participación del núcleo político y operativo en la conspiración golpista para mantener a Bolsonaro en el poder avanzó a la fase final en el STF. El magistrado Alexandre de Moraes, ponente del caso, concluyó la fase probatoria y ordenó la apertura de los alegatos finales antes del juicio. Bolsonaro podría tener una pena de cárcel de hasta 43 años.
Entretanto, Brasil, al igual que la mayoría de los países a los que Trump impuso aranceles a sus exportaciones el 2 de abril, denominado por él como Día de la Liberación, inició un proceso de negociaciones bilaterales. Esto se hizo bajo el supuesto de que los aranceles serían del 10%, salvo los del acero y aluminio que serían de 25%, conforme se había anunciado. El 16 de mayo Brasil envió una propuesta por la vía diplomática que se respondió el 9 de julio, en un mensaje que Trump posteó en la red Truth Social, donde anunció el 50% de los aranceles a todas las exportaciones brasileñas, vigentes a partir del 1° de agosto. El........
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