La palabra maldita
Y para colmo están los recuerdos. Nunca veraces. Siempre inestables. Lo bueno pasa a buenísimo. Lo malo se recuerda como peor o como dantesco; incluso imperdonable de todo punto. Afortunadamente en “lo malo” el tiempo casi siempre aporta algo de misericordia.
“Lo bueno” también deja su estela mejorada en el tiempo. Por ejemplo, cuando se vuelve al lugar que uno ha “tuneado” en la mente sobreviene una pequeña decepción. Es más pequeño o más grande, tiene mucha cuesta o es más oscuro. O es más bajo o más gorda. Hay lugares, como los lugares que se han visitado en lectura, a los que es mejor no ir. Y a otros, no volver.
Recuperando recuerdos llegué a una tarde de “julios” atrás. Estaba desplegando su poder y las cigarras lo celebraban de forma ensordecedora sin apenas un poco de viento de alivio. Acaso una tenue brisa dedicada a jugar con los geranios unos segundos y vuelta a la quietud. La ropa colgada en las cuerdas, al moverse, saludaba brevemente y esperaba a ser recogida.
El reloj, contagiado del momento, contaba los segundos más lentamente. Quedaba mucha tarde hasta que llegaran las horas más frescas y los chavales nos........
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