El sueño del cine dentro del cine
Taller naufragio, mi taller, con presencia remota, la del poeta y cineasta Manuel Altolaguirre para poder agarrarme a un tablón que flota: “(…) y deja que de nuevo te retrate/ deshojándote así de tu presente;/ que cuando ya invisible sólo seas/ alto perfume libre, alma y recuerdo,/ junto al tallo sin flor pondré caídos/ estos retratos tuyos, para verte (…)”
Estos retratos tuyos, para verte.
¿Qué hay en el taller naufragio? No tengo un taller real, tengo un viejo ordenador, temblores, papeles con sueños de cine dentro del cine, clavileños que meto en el bolsillo para escribir estos artículos y que cuando he copiado tecleando, reciclo en el contenedor de papel. Su vida es breve y frágil, pero luego están vivos en un periódico, El Adelantado, buscando algún lector y quizá encontrándolo. Un recuerdo de mis cines. Yo tengo un taller covacha, un taller sin espacio físico obvio, pero sí mental; también tengo una mesa llena de cuadernos, carpetas, llena de desorden. Y mi despacho son también las bibliotecas públicas, donde se puede acudir a leer y escribir. Hay que invitar, provocar a la lectura y la escritura. Hay que regalar libros, mantener vivas las librerías, mantenernos así libres. Comprar libros incluso si no tendremos tiempo para leerlos, comprarlos para mantener las librerías en pie. Repetiré y me repetiré en esos artículos y pido perdón al lector, pero seré consciente de esa repetición cuando se trate de invitar a leer y escribir.
La palabra matraca es “recuerdos”: “estos retratos tuyos, para verte”. Quisiese mantener en mi memoria el cine que veo, pero rápidamente se esfuma. Intento quedarme con algo con decisión, intento cambiar el punto de vista, cuando domina la tristeza, la decepción, la desolación.
Tengo reciente “Matinee”, la película de Joe Dante, sepultada por un patinazo en taquilla en su época. Alguien la recuerda. Mi amigo Rubén me dice que no la olvide, que la busque, que la tenga en cuenta. Y no habrá mejor manera de cambiar el punto de vista, como si desde lejos usase unos prismáticos para verla mejor. Es un regalo. ¡Gracias, Rubén!
Cerrar los ojos.El cine es recuerdo. De una trama, de unos intérpretes, de un equipo técnico, de una mirada… Y es, puede ser nuestro recuerdo, el de una persona real o ficticia. Recordamos la película, le damos nueva vida. El lema: “El cine también se hace viéndolo”. ¡Gracias, Carlos!
El Recuerdo. La Cura. El cine cura. El recuerdo continuo a mis amigos del cine, a los que veo vivan en Segovia, en Madrid, en Londres, en Zaragoza, en Amberes… Escribo para recordar a los Tres de Zamarramala, escribo porque Elena y mi madre me leen.
“Matinee” es el cine dentro del cine. John Goodman es el productor de cine total, que espera todo de su nueva película, “Mant”, sobre un gigantesco hombre hormiga. Espera con ansia una proyección en la que pretende lo máximo posible de un productor, para que el espectador tenga la mejor experiencia. Goodman lo dará todo. Él es cine. Y el público es........
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