Solía acompañar a mi padre en alguno de sus paseos vespertinos por los caminos que todavía serpentean su trazado entre los campos de cereal que coronan el cerro de las Lastras. En uno de sus tramos, donde se visualizan los altos de la Piedad, nos parábamos a contemplar el avance de las obras de lo que iba a ser el nuevo Hospital General enmarcado por el “casco viejo” de la ciudad. Según la reseña histórica, este comenzó su andadura un 20 de Noviembre del año 1974, cosa que no dejaba de tener cierta ironía si recordamos lo que iba suceder justo en un año natural. Por aquel entonces, el nuevo hospital ya se había convertido en una especie de símbolo de modernidad y de optimismo, en sintonía con lo que el futuro inmediato estaba por depararnos.

Hay a quienes no les gusta que comparemos esos tiempos. Incluso hay quienes perciben políticamente incorrecto, hablar amablemente de todo ese proceso y de quienes lo protagonizaron o quienes pretenden con ello, regular todo relato en función de lo que consideren inapropiado (evidentemente para sus intereses), pero más de cincuenta años, nos proporcionan la perspectiva y legitiman a cualquiera, a comentar su experiencia, independientemente de que te pueda gustar o no su relato. Eso también es parte de la libertad y de la pluralidad, fruto de ese gran legado que muchos recibimos de aquellos años en un contexto carente de odio y de rencor, que........

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