En los últimos años la gastronomía está alcanzando cotas un tanto desorbitadas en España. Cada día aparecen nuevos aspirantes a las Estrellas Michelin y se abren establecimientos del ramo, tanto bares, como mesones, cervecerías, restaurantes…y asimismo hoteles, con los que se van incrementando las ofertas. Paralelamente surgen los concursos de tapas, de dulces y de todo tipo de combinaciones de “viejos” y nuevos ingredientes, asimismo las catas y degustaciones de vinos, por iniciativas de industrias, bodegas y entidades oficiales y particulares, las que también preparan visitas guiadas, acompañadas generalmente de más degustaciones.

Como es lógico, todo ello llama a la concurrencia de personas de todas las clases, por lo que en estas sesiones gastronómicas siempre hay abundantes solicitudes, que en general provocan el “aforo completo”.

A ello se une también la” aparición” de numerosas bodegas, que aparte de las que ya gozan fama desde hace tiempo, vienen dispuestas a “pegar fuerte” con la incorporación de expertos viticultores, bien preparados para asimismo sacar caldos cada vez mejores y más refinados. Y a la par, crecen los congresos, reuniones y “mesas redondas”.

Quiere todo esto decir que hay que tener cuidado ante la posibilidad de que llegase un día en que........

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