“Somos una península, no podemos entender nuestra historia sin mirar al mar”
—¿Cómo surgió su vocación por la arqueología subacuática?
—Crecí a orillas del Mediterráneo y, desde que tengo memoria, he sentido gran interés por la Historia y la Arqueología, pero no fui consciente de que podía unir los dos mundos hasta que estuve en la universidad. Fue entonces cuando comencé a bucear y tuve la suerte de poder hacer mis primeras prácticas en el yacimiento del Bajo de la Campana (Murcia). Cuando salí de mi primera inmersión en esa excavación, sentí que aquel era mi sitio.
—¿Dónde trabaja?
—Actualmente en la Universidad de Cádiz, en la Línea de arqueología Náutica y Subacuática, como investigadora. Mi especialidad es la comunicación, la difusión y la transferencia; es decir, la mediación entre el patrimonio sumergido y el resto de la sociedad.
—¿Qué barcos o pecios investigan?
—Los proyectos que realizamos están muy enfocados en diferentes aspectos de la Historia marítima y el patrimonio del Estrecho de Gibraltar. Al ser una zona de paso y, a la vez, un punto de encuentro, ofrece una abrumadora riqueza natural, histórica y patrimonial.
—¿Es Vd. submarinista?
—Sí. No diría que soy una experta ni una gran buceadora, pero trabajar bajo el agua requiere de una serie de destrezas, tanto en el ámbito profesional como en el científico, para no dañar el entorno ni el patrimonio, sin olvidar la seguridad de los propios buceadores. Es importante contar con preparación y experiencia en este sentido.
—¿Ha conocido a Lola Higueras, que algunos llaman Lola Museo Naval y que fue la primera mujer arqueóloga submarinista de España?
—Desgraciadamente no he tenido la oportunidad. Sin embargo, conozco y admiro su trabajo.
—¿Qué cree que es necesario contar al gran público de un barco hundido?
—Es difícil generalizar porque cada naufragio es único. Un barco es muchas cosas a la vez: un medio de transporte, una pequeña sociedad, un vehículo de transmisión cultural, de ideas y conocimiento… Forma parte del paisaje marítimo y cultural, a veces también de la memoria de la comunidad, establece una suerte de simbiosis con el medio en el que se encuentra… Fue construido en una época concreta, siguiendo unas técnicas determinadas, y utilizado en un contexto social, histórico y político específico. Los objetos que contenía nos hablan del cargamento, de la vida en la época, de la vida a bordo, de los avances técnicos, de la guerra, del comercio, de la navegación… Podríamos decir que hay muchos hilos de los que tirar. Por eso suelo describir los naufragios como madejas de lana, algo enmarañadas, que los investigadores vamos desenredando para, con esos hilos, ir tejiendo de nuevo su historia. Quizá lo más importante para mí es recordar que detrás de cada uno de esos objetos y aspectos hay personas. Considero que ese es el objetivo primordial de mi trabajo. Recuperar su historia que, al fin y al cabo, es la nuestra. También es importante acompañar esto de un trabajo de sensibilización, que la gente comprenda la importancia........
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