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Pasado, presente y futuro, a la caza de la gran sombra lunar

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28.09.2025

Pasado, presente y futuro confluyen en la provincia de Segovia con un mágico e inquietante fenómeno astronómico, los eclipses, como denominador común. El advenimiento, el próximo 12 de agosto de 2026, de un acontecimiento planetario como un eclipse total con España como enclave privilegiado y casi exclusivo para disfrutarlo hace que nos retrotraigamos al pasado para recordar una histórica expedición de un grupo autóctono de valientes que quiso investigar el mismo evento pero en un año 1905 donde los medios de transporte, técnicos, condiciones de seguridad, etc., no eran equiparables a los actuales. Ese vistazo al pasado nos conduce al presente pues a través de la Diputación de Segovia se están realizando excursiones que reviven dicho momento, la segunda de ellas este sábado. Y todo ello sin perder de vista al futuro, pues lo que se avecina puede ser una especie de diáspora mundial de ‘frikis’ -en el buen sentido- de los eclipses inundando la franja del suelo español donde mejor se verá el del 12 de agosto de 2026, con Segovia como punto neurálgico.

El pasado, 1905

Juanma Moreno, historiador y académico de San Quirce, es un gran conocedor de aquella especie de aventura que ahora se conmemora y que sirve de adelanto a lo que está por venir en 2026. Según ha investigado, el germen de tal iniciativa, sus protagonistas, provienen de la Real Sociedad Económica Amigos del País local, que quería promover la educación, ciencia y cultura más allá de las clases pudientes, aprovechando además una ley de 1904 que prohibía trabajar en domingo a los obreros, por lo que se utilizó ese día para ofrecerles charlas u otras actividades. Una de ellas trató sobre el eclipse y al frente de la misma estaba el biólogo Félix Gila, quien propondría y terminaría comandando la expedición tras reclutar al grupo de expedicionarios, entre ellos su primo, el doctor Segundo Gila, y el matemático y fotógrafo Pelayo Artigas, quien contaría todas las peripecias en el diario El Defensor.
“De la crónica de Artigas me llamó la atención que le dedicó mucho tiempo a las ‘muchachas guapas’ que les acompañaron en el instante crítico del día final, todas hermanas e hijas de un propietario agrícola. Hasta acabó casándose con una de ellas. Osea, que la conoció gracias al eclipse. Destaca también que fueron pasando por los pueblos (Ayllón, Riaza…) y les iban recibiendo en todos ellos el alcalde, médicos, personajes, etc. La pena es que no hay fotos del tema científico, solo algunas de paisajes. Solo hay algún retrato de Gila, Zuloaga y alguno más”, comenta el historiador, que añade aliviado que por suerte estaba nublado porque con las gafas ahumadas que portaban se hubieran destrozado la vista.
El grupo pudo vivir y experimentar in situ los efectos colaterales de un eclipse y tomar notas. “Es como si se apagara la estufa. El sol desaparece, la temperatura cae, hay brisas y movimientos de aire, los animales y pájaros no entienden nada”, argumenta el experto.

Como puede comprobarse en los escritos antiguos y así atestigua Moreno, aquel viaje de varios días emprendido en una especie de carro y con medios muy rudimentarios nada comparables a la actualidad, tuvo cierto eco. La franja geográfica en la que se podía divisar el fenómeno astronómico era muy similar a la fijada en el de 2026 y en Burgos hubo una iniciativa parecida el mismo día con globos aerostáticos en la que participaron los Reyes de España,........

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