Más cine, por favor
A veces digo que, de cada diez cosas que sé, una la aprendí en los libros, otra en los periódicos y tercera en la calle. Las otras siete me llegaron a través del cine. Exagero, pero con esta reflexión quiero resaltar lo importante que es el séptimo arte en mi vida.
De pequeño, crecí en las dos salas de Austresigildo, en El Espinar y San Rafael, y en el “cine de las sábanas blanca”, al aire libre, en las fiestas del Caloco. De estudiante en Madrid, más que en las aulas, pasaba muchas tardes en la Filmoteca, en las salas de Arte y Ensayo y en los cines de sesión continua. En la Transición, fui asiduo de los locales de Segovia: Sirenas, Cervantes y Victoria, y luego de los multicines: Zuloaga, Miró y Luz de Castilla. Resiste Arte 7 con dignidad, en Nueva Segovia.
Los tiempos cambian. Ahora se consume mucho cine en casa, más y peor. El cine hay que verlo como Dios manda. En cualquier caso, para que haya películas es necesario que antes existan realizadores, actores, profesionales del medio y, sobre todo, espacios apropiados donde rodar. Segovia los tiene.
Nací alumbrado por el rodaje de Marcelino, pan y vino, en la ermita del Caloco de El Espinar. Desde entonces, tengo datados más medio centenar de largometrajes rodados en mi pueblo; destacan Golfus de Roma y la película más laureada del cine en España, El Laberinto del........
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