El Real Sitio celebra las fiestas por San Luis
Cuando los granjeños deciden celebrar sus fiestas, ponen sobre la mesa no sólo un calendario de actos sino una declaración de principios, seguimos vivos, seguimos juntos, seguimos recordando lo que fuimos y soñando lo que queremos ser. El Real Sitio de San Ildefonso, con sus verbenas, judiones y meriendas populares, lo sabe bien. Y quien haya paseado alguna vez entre sus calles empedradas, bajo las miradas ilustradas de las fuentes reales, comprenderá que en esas fechas el tiempo se rompe y el orden cotidiano se suspende: lo que impera es la música, el toro, la dulzaina y la charanga. Y sobre todo, la gente.
El jueves 21 de agosto comienza en la plaza de toros, con un Concurso Nacional de Cortes, Quiebros y Saltos. Aquí los toreros no van vestidos de oro ni de seda, sino de valor y reflejos, de esa mezcla de temeridad y arte popular que es tan castellana como el granito. Por la noche, a las once y media, el escenario se traslada a la plaza del Matadero, donde las peñas —esas hermandades laicas que dan sentido a la fiesta— han preparado un concierto con No va Más. El olor de la juerga se mezcla con el frescor serrano, y a la una de la madrugada una discoteca móvil con nombre de película, Movie Music, pone a bailar al pueblo entero.
El viernes 22, la maquinaria festiva arranca temprano. A las once y media, los niños toman la Plaza de la Cebada, convertida en parque infantil. A la una, el vermut se viste de gala con dulzainas y tamboriles, porque aquí el aperitivo no se entiende sin música popular. Por la tarde, los disfraces en la misma plaza preludian lo que vendrá: gigantes, cabezudos, carreras infantiles, pregón inaugural desde el Ayuntamiento, presentación de peñas, Reinas y Damas de honor. El chupinazo enciende la pólvora en los corazones. Y la noche no da tregua, El Drogas para los más nostálgicos del rock urbano, un Macro Show Éxtasis en la plaza de Los Dolores y, cómo no, el primer toro de fuego a la una y media, ese monstruo pirotécnico que corre entre risas nerviosas, sustos fingidos y algún que otro tropezón.
La judiada popular será el día 26. / Ayuntamiento de La GranjaEl sábado 23 amanece con el campeonato de tiro al plato en el Club de Campo. Mientras, gigantes y cabezudos recorren calles hasta que, a la una, la espuma inunda la plaza de Los Dolores y los niños chapotean como si estuvieran en la playa. El jurado se deleita con croquetas en concurso paralelo, porque en este país todo acaba en un plato. A las seis y media, la novillada picada del V Judión de Oro devuelve a la plaza de toros su emoción. Y cuando el sol se esconde, la charanga El Barril, entre humo de colores para rendir homenaje a Mariano García Martín, en un gesto de reconocimiento colectivo. La noche promete y cumple: festival de tributos a Hombres G, El Canto del Loco y Pereza, verbena con la orquesta Vía Libre, toro de fuego y, ya en la madrugada, los DJ prolongan el meneo musical hasta que el cuerpo aguante.
El domingo 24 tiene sabor a misa mayor. Gigantes, encierro matinal con reses en la plaza, vermuts dobles —uno en el Castilla con El Barril, otro en La Cebada con El Resbalón— y una paellada popular en El Hospital, que junta a viejos y jóvenes bajo un mismo aroma de azafrán y leña. Por la tarde, magia de César, segunda novillada, concierto de Finister Music y cena con bocatas en la calle, porque en la sencillez también se celebra. Y cuando el reloj se acerca a medianoche, el primer encierro........
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