menu_open Columnists
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close

Dos semanas sin freno en Garcillán

10 4
10.09.2025

En Garcillán, cuando septiembre entra con su aire de siega cumplida y primeras mangas largas, la vida se detiene para dejar paso unas fiestas patronales de doble devoción, a la Virgen de la Piedad, y a la Santa Cruz.

El jueves 11, a las seis de la tarde, y los fieles en la ermita para rezar la novena a la Virgen de la Piedad.

La cosa arranca después con la pólvora gastronómica. Concurso de tortillas y postres, limonada cortesía de los quintos, y el inevitable euro de inscripción, que es la versión moderna de pasar la bandeja. Lo importante no es ganar, sino demostrar que uno todavía sabe batir huevos sin que se le corte la mayonesa. Y luego, claro, banderines al aire, dulzainas echando humo y la plaza convertida en escenario de la identidad. Que nadie se engañe: en estos pueblos las banderas no son decoración, son declaración de supervivencia.

El viernes se desata la tormenta. A a las siete y media, en las Eras, empiece la rave número doce de las Interpeñas. Un aquelarre de decibelios que, a juicio de los mayores, no deja dormir ni a los grillos. Mientras tanto, en la parroquia, la Rondalla del Hogar de San José trata de salvar el honor musical de los viejos tiempos. Pero la verdadera dinamita llega con el pregón de fiestas, los quintos en vena y el concierto de “La Bandita”. A medianoche, la plaza es un campo de batalla: folk, rock y litros de cerveza corriendo como antaño corrían los odres de vino. Y para los más resistentes, DJ Ña hasta que el cuerpo aguante.

El sábado es jornada maratoniana. Revoleda matinal, procesión y misa, refresco popular y, para que los críos no digan que esto es solo de mayores, parque infantil en el frontón. La tarde tiene dos platos fuertes: la exhibición de pelota mano, y un invento delicioso llamado “Carro de los abuelos” donde abuelos y nietos comparten paseo, risas y buen rollo. Luego, karaoke a voz en grito, verbena con Pegasus, bingo en el descanso y discomovida Boombastik hasta que los gallos del corral reclamen silencio.

El domingo no da respiro. Charanga Jarra y Pedal, que es lo más parecido a un ejército de ocupación de la alegría, pero con trompetas y bombos; DJ Ña en la carpa, comida popular a base de muslitos de pollo al chilindrón y, para rematar, teatro con el grupo Triguinuelas, que rescata la memoria femenina en “El pañuelo de la abuela”. A esas alturas lo cultural entra como bálsamo.

Pero la........

© El Adelantado