El burro ingeniero en la carretera tramposa
Vive en mi Compadre, el Sr. Bellette, un jardinero ilustrado. Amante del orden vegetal dentro de un equilibrio pactado, sus plantas crecen al son de un diseño ancestral. Respetuosas con su impronta, aquellas suben hacia la luz conformes con una idea de desequilibrio acordado con la forma que mi querido amigo ha imaginado para su existencia. Hortensias desaforadas en una coyunda eterna con el sombrío del bancal, tulipanes aislados en agrupamiento insensato o gitanillas aupadas a lo más alto para caer en cascada jacarandosa felicitan en medio de un jolgorio aromático a quienes nos deleitamos con los trabajos de mi paisano. A veces, a la sombra de la aucuba japónica travestida en laurel moteado, asoma en tímida rebeldía un rododendro perdido entre la hojarasca de una vinca orgullosa de sus flores azules, mientras el gran Guillermo Cuadrado sonríe de felicidad escondido tras un delicado vino del Bierzo en la lejanía de una terraza perdida dentro de un inmenso patio diminuto ajardinado dentro de la vieja Fundición.
Amante del sol y la sombra por igual, mi Compadre lleva casi medio siglo animando a todo lo verde de este mundo en su crecer, siendo un jardinero de manual en cada una de las letras que componen semejante sustantivo. Durante esos más de cuarenta años, el Sr. Bellette ha acompañado ese surgir ancestral de miles de compañeras enraizadas, amigos de hoja ancha y acícula picosa, tratando de acomodar cuantos conoce y descubre en........
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