El nuevo templo de Dios
En el Evangelio de este domingo de Cuaresma, Jesús habla de su muerte y resurrección sirviéndose del templo de Jerusalén, cuya purificación realiza expulsando a los mercaderes de animales y derribando las mesas de los cambistas de monedas. Este gesto irrita a las autoridades del templo, que le preguntan por qué hace esto. Es indudable que esta pregunta supone que Jesús ha hecho algo más que una purificación de lo que él llama “una casa de mercado”. La purificación del templo, en la intención de Jesús, es un gesto que indica su clara conciencia de que viene a renovar el culto y recuperar la esencia de la verdadera religión. Por eso los discípulos se acordaron de la Escritura que dice “el celo de tu casa me devora”. Jesús, impulsado por el celo de Dios y de su casa, realiza una acción profética de mayor trascendencia.
Se explica, por tanto, que los responsables del templo pidan a Jesús un “signo” para actuar de esta manera. Para........
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