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40 años de la Guía espiritual de Castilla (II). Una topografía del espíritu

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22.12.2024

Antonio Martínez Illán recorre por La Moraña los espacios en la ‘Guía espiritual de Castilla’ del José Jiménez Lozano ‘preescritor’, que ayudaron al abulense a educar su mirada sobre las gentes y el mundo.

“En la ‘Guía espiritual de Castilla’, Jiménez Lozano intenta explicarse el mundo que él vive, su presente, y las raíces para su argumentación las encuentra en la historia, preguntándose cómo hemos llegado hasta aquí y qué nos ha hecho como somos. Ahí encuentra dos herramientas para mostrarlo: las personas y los lugares. Cuando lees ese libro, ya no vuelves a mirar con los mismos ojos”. Son palabras del profesor titular de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra Antonio Martínez Illán, que lleva varios años buceando en el recorrido vital del Premio Cervantes. A su lado, con motivo del 40 aniversario de la publicación de ese libro, recorremos los escenarios de la infancia y adolescencia del abulense, que recupera y transfigura en su ‘Guía espiritual de Castilla’ enclaves de La Moraña (etimológicamente ‘tierra de moros’) como Arévalo y Madrigal de las Altas Torres, que, en plena posguerra y junto con sus enriquecedoras lecturas, le ayudaron a configurar y educar su mirada sobre las gentes y el mundo.

“Desde bien pequeño fue un gran lector. Leía en su casa cada día el ‘Diario de Ávila’ y novelas como ‘Miguel Strogoff’, acompañado de un mapa para rastrear sus aventuras. Quizá a través de su maestro, Rufino Gil, del párroco de Langa, don Baldomero, o ya en sus años en el Seminario en Arenas de San Pedro, donde ingresó a los catorce años, fue intensificando sus lecturas de infancia y adolescencia, y todo ello le fue marcando”, asegura Martínez Illán. En sus cartas, confiesa haber leído junto a Jacinto Herrero a poetas como John Donne, Keats o Auden: “Leíamos a poetas ingleses en pésimas traducciones que nos dejaban con la boca abierta, o cosas de Dostoyevski que apenas entendíamos”. Y en una misiva a Jorge Guillén le contaba cómo ya en los años cuarenta (Jiménez Lozano nació en 1930) tenía una primera edición de ‘Cántico’ y situaba entre sus lecturas a Unamuno, Renan o Thomas Mann, configurando lo que definía como“una verdadera biblioteca de hereje”.

Vista de la plaza mayor de Arévalo, en Ávila, desde los soportales que la rodean.

“La gente de Langa que convivió con él en esos años le recuerda siempre leyendo. Él accedió muy pronto a autores como Shakespeare, Dante, Juan Ramón Jiménez, Azorín, Gabriel Miró, Baroja… y todas esas lecturas calaron en él”, señala Martínez Illán, que recalca que, “para él, era verdad lo que leía”. “Por así decirlo, la vida que va viviendo en la posguerra ratifica lo que encuentra en los libros. Ya siendo muy mayor, escribirá por ejemplo ‘Se llamaba Carolina’ (2016), que recoge su recuerdo de la representación de ‘Macbeth’ y de ‘Hamlet’ con una calavera de verdad que vio siendo muy joven en la biblioteca de su Langa natal. Esos recuerdos de la infancia le dejan una huella muy clara que se hace presente una y otra vez”, relata.

Así, señala cómo se vislumbra al propio Jiménez Lozano en el inquisidor Valtodano de su relato ‘Su señoría en la tierra llana’ (recogido en ‘El ajuar de mamá’, 2006), en ‘El mudejarillo’ (1992), en ‘Precauciones con Teresa’ (2015), en ‘Sara de Ur’ (1989) o en su autobiografía ‘Memorias de un escribidor’ (2018)… “Siempre hay un escriba, un narrador, que hace esos viajes. Y no se trata de meros viajes al pasado, porque con Jiménez Lozano el pasado es siempre ‘res nostra’, algo que está pasando. Cuando paseabas con él por Olmedo, y te hablaba de la casa que allí tenía el abuelo de Santa Teresa, te dabas cuenta de que lo que te contaba estaba pasando en ese preciso instante”.

Para Martínez Illán, la propuesta del abulense conlleva “un juego muy simple”: “Para él, todo aquello fue y sigue siendo verdad; la historia no solo tiene sentido cuando nos explica el presente, sino cuando la actualizamos. Por eso era tan amante de visitar los lugares que reúne en la ‘Guía espiritual de Castilla’, porque hacen la........

© El Adelantado


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