La llamada de la selva
A finales del siglo pasado y principios de este tuve el privilegio de participar en siete expediciones de la Ruta Quetzal con Miguel de la Quadra Salcedo, que me llevó además a los dos últimos Camel Trophy de la historia. La pasión viajera, que desde muy chaval tuve, a los 16, cumplí allí los 17, me había escapado a vendimiar a Francia, se instaló definitivamente en mi vida y le he sido siempre fiel, aunque de manera discontinua, que se diría ahora.
Seguí haciendo después expediciones por Hispanoamérica, sur de Estados Unidos y por toda África desde el Sáhara y el Sahel hasta el Serengeti, el Kalahari y el Okavango, la última a las excavaciones de la Cuna de la Humanidad en Olduvai (Tanzania) en 2019, pero lo cierto es que con cada vez menor asiduidad en buena parte debido a mis obligaciones periodísticas. Desde aquella última salida, Covid mediante, no había descolgado el viejo sombrero que, al principio como chambergo y luego como amuleto, siempre me ha acompañado.
He echado mucho de menos aquellos periplos y al presentarme, amén de como escritor y periodista lo hacía como viajero, aunque había de añadir que, para mi desdicha, lo estaba dejando pero me resistía a abandonar y no estaba dispuesto a........
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