Cuando el carbón era el motor de la economía
Los bosques de Segovia fueron quemados para fabricar carbón por más de cinco siglos. Los carboneros vieron en esta tierra una forma de abastecer la creciente demanda de ciudades y fábricas. Además, muchos vecinos utilizaron esta tarea como una forma tener ingresos extra cuando los trabajos agrarios no eran tan exigentes. Nuevas voces reivindican un oficio que frente a la resina o la alfarería no es reconocido por los segovianos como parte del pasado de esta tierra.
El año 2025 está comenzando con un frío invierno. Combustibles, gas y electricidad calientan los hogares y encienden las cocinas de Segovia a diario. Sin embargo, hasta la mitad del pasado siglo, el carbón fue, junto a la leña, el combustible de estufas, calderas y cocinas. El carbón se asocia a las cuencas mineras del norte y la fabricación en los montes atlánticos, pero en su dilatada historia los segovianos también se dedicaron a producir este material.
Desde la repoblación del territorio segoviano en la Edad Media, surgió la necesidad de utilizar carbón. Este combustible permite alcanzar mayores temperaturas y aguanta más el calor. La provincia tiene una amplia superficie de monte de la que se ha extraído y se sigue sacando leña. Sin embargo, el carbón tiene algunas ventajas frente a la madera como que permite llegar a temperaturas más altas con menor esfuerzo, da el mismo calor con menos cantidad; por lo que permite almacenar el mismo combustible en menos espacio, y es más resistente a plagas e insectos.
En los comienzos de la Edad Media el carbón en Segovia era utilizado principalmente en los numerosos talleres y fraguas locales. Estas en muchos casos eran gestionadas por los concejos, que debían aportar los combustibles utilizados. Este mineral es escaso en la naturaleza segoviana y su existencia se reduce a algunas zonas al noroeste de la provincia. Sin embargo, la creciente necesidad del mismo a nivel local junto a una mayor demanda en las villas impulsó la fabricación de este producto a través de la quema controlada. En sus inicios se trató de fabricar con maderas duras, pero con el tiempo se extendieron otras fórmulas como el carbón de ramas o el de piñas.
La disposición de las maderas en las carboneras permite controlar la combustión de la madera alternando el grosor de los diferentes trozos.El oficio de los carboneros se extendió inicialmente por zonas cercanas de la Sierra de Guadarrama. Estas campiñas se situaban cerca de algunas de las rutas que conducían a Madrid y por tanto era más fácil transportar el carbón una vez este era producido. Además, estas zonas contaban con amplios bosques de maderas duras como robledales y encinas, que permitían la producción de un material de alta calidad o tenían una larga tradición de producción de carbones de pino.
La producción consistía en la creación de un montículo de maderas de diferentes grosores llamado hoya. Esta montaña se disponía de manera circular, distribuyendo los pedazos de leña de manera estratégica para conducir el modo en que posteriormente iba a quemarse la hoguera. El conjunto se tapaba con ramas, hojarasca, arena, paja, barro o musgo, todo ello destinado a impedir la entrada de aire hacia el interior. La única corriente de viento para el fuego se creaba en la parte central e iba desde abajo hasta la cima superior, a modo de chimenea. Este espacio permitía respirar a la carbonera y a su vez era por el que los trabajadores metían una mecha con lumbre para comenzar la quema.
Las carboneras podían tardar en........
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