Cointeligencia aumentada: pensar con otros y con máquinas | Por: Arianna Martínez Fico
Hace poco, mientras diseñábamos un programa de desarrollo estratégico para líderes, mi socia lanzó una pregunta que cambió el ritmo de la conversación: “¿Y si consultamos la opinión de la IA?”
Se refería a una IA generativa que habíamos estado usando tímidamente para redactar borradores y organizar ideas. En ese momento, algo cambió en la energía del grupo: ya no éramos tres personas discutiendo alternativas, sino cuatro inteligencias tejiendo posibilidades.
Pensé “esto ya no es brainstorming, es cointeligencia aumentada”.
Una nueva forma de crear, decidir y liderar está emergiendo. Una en la que no solo pensamos juntos entre humanos, sino que aprendemos a cooperar con sistemas que procesan más datos que nosotros, pero que aún no comprenden lo que a nosotros nos mueve y nos conmueve.
Liderar en esta era implica abrir espacio a esta nueva inteligencia sin entregar la dirección. Se trata de aprender a invocar a la IA como una voz más en la conversación, como haríamos con un asesor brillante pero algo imprudente, veloz pero sin alma. Porque si bien estos modelos pueden ayudarnos a ver más lejos, siguen necesitando nuestra capacidad de discernir, intuir y preservar.
¿Estamos preparados para pensar de forma ampliada? ¿Podemos crear culturas donde lo humano y lo artificial se potencien sin miedo ni arrogancia?
Este artículo es una invitación a ensayar respuestas desde el borde de lo nuevo, con la humildad de quien apenas sabe algo, pero se atreve a aprender en colectivo.
El concepto de cointeligencia lo aprendí de Ethan Mollick, profesor de Wharton y autor del libro Co‑Intelligence. A través de su mirada provocadora y rigurosa, ha sido para mí una de las voces más influyentes en explorar cómo colaborar con la inteligencia artificial desde un lugar creativo y estratégico. Su mirada invita a imaginar a la IA como un pasante brillante, veloz, creativo y entusiasta, pero también propenso a errores y carente de juicio moral. Un colaborador imperfecto, sí, pero que ya está transformando la manera en que trabajamos, enseñamos, creamos y decidimos. Esa imagen me permitió comprender que la clave no está solo en usar la IA para hacer más, sino en aprender a pensar diferente con ella. Una diferencia que, bien encauzada, cambia nuestra manera de liderar, decidir y crear.
Pensar juntos siempre ha sido una forma elevada de inteligencia. Cuando un equipo logra escucharse de verdad, integrar diferencias, construir sobre los aportes de otros sin anularse, aparece algo que ninguna mente individual podría haber creado por sí sola. A eso llamamos cointeligencia: la........





















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