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Cuando Don Mario entró a la Academia, acompañado de El Conquistador Español |  Por Oswaldo Manrique

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20.10.2025

Esto ocurrió propiciamente hace 95 años. A la entrada del Palacio de las Academias, cercana a la iglesia de San Francisco, frente a la casa de las Leyes, en el centro de Caracas, lo esperan entusiastas los numerarios José Gil Fortoul, Eduardo Blanco, Laureano Vallenilla Lanz, Vicente Lecuna, era la formalidad del protocolo.

Era día miércoles, y no se sabe si fue coincidencia, que el día anterior, martes 28, se dio la caída de una de las dictaduras más complejas que haya tenido el Reino de España, pues señalaban como motivo del fracaso del gobierno, la diabetes del dictador general Miguel Primo de Rivera.

Este encuentro sucedió el mismo año en que profundizó Don Mario, en sus estudios etnográficos, y observó en vestigios arqueológicos, la similitud de los indígenas de occidente, entre ellos los Timotes, con (MBI. Obras Completas. Tomo 5. 156. 1930). Indudablemente estaba fascinado por estas investigaciones, de donde salieron resultados interesantes y desconocidos en este campo.

Hasta hace pocos años, disfrutamos en La Puerta, la compañía, el humor y la sabiduría de un personaje a quien todos llamábamos el Maestro Luis Darío o simplemente Luis Darío. Sencillo, jubilado del IAN, usando esa vestimenta combinada y holgada que expresa libertad, bien peluqueado y con su bigote simétricamente cuidado, de sonrisa plena, hablar rápido, y con una aquilatada virtud: no era de esos que gozaba mostrar su cultivada y bien llevada erudición.

Andaba por las calles, como viviendo cada día una remozada libertad, de Sur a Norte y viceversa, con sus “alegadas” alegres y cuando encontraba con quién, podían tornarse en intelectuales. Cargaba sus revistas y publicaciones de diversos tópicos, así como, los distintos diarios de circulación regional y nacional que compraba en Valera o las que llegaban a La Puerta. Era el........

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