DLA: 47 años de presencia en los acontecimientos de mayor impacto para la sociedad trujillana
Como medio de comunicación actualizado, y necesariamente, ajustado a las exigencias informativas de los nuevos tiempos, Diario de los Andes no ha sido la excepción, en cuanto a no escatimar esfuerzo alguno para dar cobertura a los acontecimientos y sucesos de mayor impacto e interés por parte de la ciudadanía; un colectivo ávido por conocer de buena mano los hechos noticiosos más resaltantes, especialmente aquellos insertos en nuestra gran historia y microhistoria regional.
Para destacar en nuestra remembranza a todos estos episodios necesitaríamos de mucho espacio y memoria elefantina; sin embargo, aquí referimos varios de los de mayor trascendencia durante el tiempo de nuestra existencia comunicacional.
A un año de la fundación de Diario de los Andes, se produjo un hecho aberrante y muy triste, cuando una joven trabajadora de la empresa «Auto Sonido», apareció muerta, apuñalada y con signos de intento de agresión sexual, en el interior de uno de los baños del negocio donde laboraba.
Su nombre, María Donata Viloria Montilla, de apenas 19 años, y este suceso ocurrió el día 7 de agosto de 1979.
Al principio se dijo que dos sujetos apodados «Cerebro de pollo» y «Pipiolo» eran los autores del hecho, pero luego, la entonces PTJ, policía de investigación (hoy Cicpc), determinó que el culpable había sido el propio dueño de la tienda. Este caso, reseñado ampliamente en nuestro periódico impreso, conmovió por varios años el sentimiento regional, por tratarse de una joven que apenas comenzaba a vivir su experiencia laboral y social, perteneciente a una apreciada familia del sector San Luis.
Dos de los acontecimientos más recordados y los cuales involucraban la fuerza imponente y destructora de la naturaleza, ocurrieron en las poblaciones de Boconó y San Lázaro, agrestes comarcas donde la muerte y desastre fueron funestos protagonistas de la noticia regional y nacional.
En el año 1981 el «Jardín de Venezuela» fue impactado por una inusual temporada de lluvias, donde miles de metros cúbicos de agua pluvial caída arteramente sobre la serranía, elevó los cauces y niveles de los ríos Boconó y Burate, cuyas crecidas dejaron su estela de destrucción y dolor, especialmente en las comunidades aledañas al vetusto puente «El Zumbador» y los sectores El Samán y Vega Arriba.
La cifra de casas arrastradas y familias enteras desaparecidas no ha podido ser determinada; sin embargo, todavía se asegura que este fenómeno natural sobrepasó la cincuentena de víctimas… Este amargo recuerdo dejó estelas de sufrimiento y dolor indescriptible.
También en la bella población de San Lázaro, lar regional pujante y rinconcito andino de enorme belleza colonial, una extraña noche se desató el caos, al escucharse desde la alta montaña el estruendo de las aguas bravías, luego de varios días de intensas lluvias llegó la fuerte crecida que jamás será olvidada y con ella la desgracia y la tragedia.
Varias casas ubicadas a las márgenes del principal flujo acuífero del poblado se cayeron como naipes en un total de 55, e incluso, la muerte de un conocido comerciante, quien intentando rescatar un colchón arrastrado por la........
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