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Aprender a mirar con el corazón | Por: Antonio Pérez Esclarín

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Por: Antonio Pérez Esclarín

Cada día estoy más convencido de que si cambiáramos la mirada, cambiaría el mundo. Una mirada es algo muy sencillo, pero puede comunicar aceptación, compañía, comprensión. Puede llenar de fuerza al abatido, eliminar el odio más oculto, ser la chispa que encienda una nueva vida, cambiar el corazón más endurecido. Una mirada de amor cura las heridas más profundas, pone alas a la esperanza, da confianza al tímido, confiere valor al derrotado

Conviene recordar que respeto viene del latín, respicere, que significa precisamente mirar. Existimos en cuanto somos mirados. Negar la mirada es negar la existencia. Por ello, los distanciamientos comienzan a expresarse con la ausencia de mirada: “Ya ni me mira”, solemos decir cuando tenemos problemas con alguien, y con frecuencia los poderosos han invisibilizado a los pobres y necesitados, construyen sus mansiones donde les resulte imposible contemplar el rostro de la miseria. Y al no verla, no existe o se reduce a meros números o datos estadísticos. Pero el auténtico ser humano no sólo se expresa verbalmente, sino que tiene otros medios de comunicarse, incluso más profundos, como por ejemplo con la mirada: “Si no sabes interpretar una mirada, de nada servirá una larga explicación”.

Hay miradas indiferentes y miradas que ofenden, irrespetan, desprecian, humillan. Hay también miradas concupiscentes,........

© Diario de Los Andes