El deseo
17 de febrero 2025 - 06:00
En muchos aspectos, podríamos pensar que el ser humano es una paradoja que vive. Nuestras, al parecer, inevitables contradicciones, comienzan en el mismo momento en que nacemos, porque viviendo comenzamos a morir.
Deberíamos asumir, como algo insustituible de nuestra esencia, que la muerte forma parte irreemplazable de la vida, al menos tal y como conocemos la vida. Es posible que haya otros modos de vida -no decimos “formas”, sino “modos” de vida, o sea, no nos referimos a la más que probable existencia de seres vivos por completo distintos a nosotros, sino a que la vida que podrían vivir otros seres vivos no tuviese nada que ver con los parámetros con los que nosotros vivimos la nuestra-, pero en lo que atañe a nuestra existencia, la muerte tiene una presencia inalterable en ella, el problema, responsable de tantas angustias, es que nos negamos a aceptarlo, pero no hay vida que no acabe, no hay vida sin muerte.
Vivimos como si lo fuéramos a hacer siempre. Cuando la hora de morir se acerca, si la muerte no es imprevista, súbita, o a causa de accidente, y estamos en situación de saber que ella está por llegar, parece que la afrontamos -por decir algo- como si fuese algo temporal, pasajero, circunstancial … Una poderosa fuerza en nuestro subconsciente, se impone a la razón que debiera imponer la conciencia de la muerte y asumirla; sentimos entonces........
© Diario de Jerez
