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Jerez 1977: primera cuadrilla de hermanos de la Virgen del Valle

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08.01.2025

08 de enero 2025 - 02:21

Al cofrade, en tanto su condición de tal, no se le exige ser más listo que Cardona, ni mucho menos, pero sí saber diferenciar los pájaros de mal agüero de las cabañuelas de agosto. Los primeros, por ominosos, -más que pájaros, pajarracos- sólo traen ruina. Las segundas, por puntuales, predicen el clima -sin calcomanías- de ida y retorno. Los primeros son borrones sin cuenta nueva. Cuando se trata de construir, se van de picos pardos. Las segundas, tictac de un almanaque por lo divino, son dulces y bienhadadas. El cofrade da volantazo a las horas muertas, pero no a las deshoras. El cofrade sabe que sus horas extras no cotizan. Quisicosas de la vocación. Y de la condición cristiana. Y privilegio de una ciudad -cualquier ciudad no sólo de la Baja Andalucía- cuyas arcas no contaría con parné suficiente para sufragar la mano de obra de cuánto cuesta montar la Semana Santa. La mano que mece la cuna, para bien, de la realidad de la Semana Mayor es la del cofrade dando martillazos gratis et amore a las tantas de la madrugada durante las vísperas del gozo. El cofrade no desatiende el espejo retrovisor de la memoria. Mirar hacia atrás resulta de vital necesidad para pulsar el latido de la sangre de esta bendita tradición tan de acervo histórico-artístico-religioso.

El cofrade íntegro, el que se viste por los pies sin pecar de chaquetero -ni de oportunista ni de novelero-, honra a sus antecesores y acude a las contrastadas fuentes........

© Diario de Jerez


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