Carril bici: unas risas, pero ¿esto quién lo paga?
Si es que el refranero español nunca falla y, para el caso del carril bici, aplica a la perfección: lo que mal empieza, mal acaba.
El proyecto nace al amparo de una idea aparentemente razonable: convertir el centro de Santa Cruz en una Zona de Bajas Emisiones. Bajo el paraguas de una normativa europea que presionaba para transformar las ciudades con mayor concentración de vehículos a motor en espacios con menos emisiones de dióxido de carbono, el gobierno municipal de Santa Cruz se apresura a subirse al carro. Pero lo hace sin tener en cuenta el contexto: vecinos, parque móvil envejecido, calles estrechas y sin alternativas, comerciantes sin acceso real a zonas de carga y descarga, transporte público insuficiente, etc.
Pero no solo la UE presionó. El Gobierno de España y su Ley española de Cambio Climático obligan a las ciudades con más de 50.000 habitantes a implantar una ZBE, desarrollando la normativa europea. No piensen que fue solo un capricho municipal: no lo fue; fue una obligación muy mal ejecutada.
No era solo lo que ahora se tiene que rectificar: las calles Méndez Núñez y El Pilar, no. Era una red ciclable de casi 19 km, la mayoría en calles (o ciclocalles) donde se circula a una velocidad máxima de 30 km/h y con solo un carril segregado, con la anchura de las calles de Santa Cruz. Claro. Nadie vio venir el problema.
Primero llegaron las pegatinas para identificar los vehículos según su nivel........





















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