Vivimos en una ciudad en la que cualquier grupo de cuatro amigos se reúnen, crean una asociación, se echan un par de amigos en algún medio de comunicación y se creen con derecho a decidir qué hay que hacer con los bienes propiedad de toda la ciudadanía. Están los amigos del Pinguruchgo, los fans de los ficus de la Plaza Vieja, los coleguitas de las apestosas e insalubres colonias gatunas, los defensores de la tortuga coja de Cuenca afincada en Almería y también los Amigos del Ferrocarril, que para juntar cien personas tienen que dar de comer gratis.

Por alguna razón, que tendrá bastante que ver con el afán de protagonismo........

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