La película que nunca se firmó
12 de octubre 2024 - 03:08
Rendido a su suerte, el indio Wzio solo esperaba que no tardaran demasiado en ajusticiarlo, aunque fuera cruelmente, como había hecho con los demás miembros de su tribu que habían capturado. Después lo descuartizarían, lo cocinarían y se lo comerían. Los sacerdotes explicaban que esa carne infundía poder sobrehumano. Solo que los aztecas no parecían muy dispuestos a concluir el sacrificio humano. De momento, disfrutaban de la mañana, soleada frente al mar. Aunque a lo lejos, mar adentro, llevaba tiempo observándose una embarcación extraña, inquietante por momentos, que se aproximaba con decisión hacia la costa. Al poco rato botaron de ella varias embarcaciones más ligeras. Sus marineros remaban enérgicamente, como si estuviesen impacientes por llegar a tierra. Con el reflejo........
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