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Apreteu

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18.02.2024

Tengo que ir al dermatólogo para que me analice la piel y me certifique qué tipo de piel es la mía, y es que, en estas últimas semanas, noto que la piel se me sonroja al ver determinados espectáculos, mientras en otros momentos se me queda la piel pálida, al escuchar afirmaciones absurdas y además, aunque pocas veces, me salen unos ronchones, por el cabreo.

He leído algo sobre la materia y he podido saber que también existe lo que se conoce como piel Gore-Tex, adoptando el nombre de esa fantástica membrana fina de politetrafluoroetileno expandido (ePTFE) que está unida a un tejido exterior y es impermeable, además de protegerte contra el viento. Pues bien, este tipo de piel, la Gore-Tex, es la piel más común entre aquellas autoridades que han aguantado impasibles, durante décadas, los embates de los vientos huracanados agrícolas y las gotas gruesas de los llantos de los productores europeos.

La casta Gore-Tex, si me permiten la licencia, tan perfectamente aislada del frío y humedad exteriores, ha sobrevivido perfectamente en los palacios alfombrados y con una cálida temperatura fruto de un magnífico sistema de climatización, sin percibir siquiera la que estaba cayendo fuera de las murallas de sus fortalezas.

La casta Gore-Tex vivía ensimismada en sus sedes faraónicas y haciendo una vida endogámica, cuyo inicio y fin se limitaba a los pasillos institucionales y así, sólo así, se entiende, que no hayan sido capaces de captar la triste realidad del campo........

© Deia


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