El borrado del artista creativo
Hay un empeño en los comisarios/as de exposiciones actuales (los llamados expertos del arte contemporáneo), que contratan sobre todo las administraciones públicas, en querer vendernos un arte actual de “vanguardia” deslavazado. Una mezcla ecléctica basada en supuestas investigaciones abiertas multidisciplinares, donde lo que se trata es, a través de la nueva moda curatorial, de encontrar historias, crear narrativas, discursos apoyados en pensamientos pseudofilosóficos, intentando así crear interés sobre un problema que existe o que la mayoría de las veces se inventa.
Para ello, las propuestas se basan en el proceso de cómo se intenta resolverlo, siendo lo más importante, no tanto el sacar propuestas concretas aplaudibles que también pueden ser rebatibles, sino mostrar lo que se hace en ese tránsito del pensamiento. Según estos gurús modernos, ahí radica el nuevo arte. Que te quedes con las ganas del desenlace es problema tuyo, ellos proponen y siempre es el público el que debe sacar sus propias conclusiones. La dificultad para el público es que no hay manera de resolver el enigma que plantean, y ahí radica la supuesta complejidad buscada del nuevo arte.
Lo que consiguen tiene un doble sentido, parecer complejos intelectualmente hablando y selectos, al ser solo ellos/ellas las que saben de qué se está hablando. Un arte para elegidos/as, para a los que el público les sobra, pero he ahí la paradoja, no pueden subsistir sin las instituciones públicas que........
© Deia
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