Nobel, cultura y país
NO es la primera vez que en esta columna hablamos del soft power. Nos referimos a la capacidad de los territorios de tener presencia e influencia internacionales no gracias a los instrumentos más tradicionales del poder estatal, tales como la fuerza militar, la incidencia de sus servicios secretos, la potencia diplomática o la fuerza exterior de su economía; sino en otro tipo de recursos. Es un poder más sutil pero no por ello menos real: la fuerza de la cultura, del conocimiento, de la presencia en el imaginario global, en la moda, en el diseño, en el deporte, en la música, en la ciencia, en la innovación o en los debates sociales. En la arena internacional, como en cualquier otro espacio, se trata también de seducir.
Lo traducimos como poder blando, pero no me parece una fórmula muy feliz. Lo blando en español tiene unas connotaciones que parecen contradecir la poderosa esencia de lo que se quiere transmitir. Quizá fuera mejor hablar de poder intangible o inmaterial, poder cultural o........© Deia
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