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La estupidez humana y el mas allá

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17.08.2025

Días atrás circulaba en las redes sociales –esa caótica nueva Ágora– una publicidad de una nueva compañía lanzada por emprendedores que son cada vez más modernos (palabreja que ya debe de estar en la RAE), que propone continuar viajando más allá de la muerte. Dirigida a los nómadas, a los aficionados a los viajes y a aquellos apasionados de viajar y correr aventuras. Estos seguirán viajando una vez que el espíritu haya abandonado su cuerpo. Después de la muerte del viajante.

La propuesta es sencilla y atractiva: consiste únicamente en que la nueva compañía se compromete a depositar tus restos mortales (no está claro si incluye todo el cuerpo o solo tus cenizas) en los cementerios que tú elijas (evidentemente cuando se firma el contrato), durante unos días o unas semanas. Así pues, puedes pasar unas semanas en el cementerio de Recoleta en Buenos Aires, viajar hasta el Forest Lawn Park en Los Ángeles y pasar una temporadilla con los artistas de cine y otros famosos, darte un garbeo por Père-Lachaise en París, visitar el Mediterráneo en Génova o alguna isla griega con la que soñaste ir pero nunca fuiste, y pasar una temporadilla en algún templo taoísta japonés. O, si se prefiere la tranquilidad, se puede optar por algún cementerio alpino, con buenas vistas, y así poder escuchar el silencio de las nieves y volver después de una temporada en el infierno al cementerio de Poblenou.

Sería así pues una especie de Airbnb solo para difuntos. Supongo que los detalles de la letra pequeña de este tipo de contratos estipularán las limitaciones, el tiempo, los lugares y otros asuntos menores que suelen ser siempre sorprendentes. Tampoco está claro el costo de este perpetuo viaje y su duración, ni quién se hace responsable........

© Deia (Tribuna Abierta)