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¿Duros a peseta?

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06.03.2025

Las grandes cadenas de distribución tienen una responsabilidad clave en garantizar que los productos que ofrecen cumplan con estándares de calidad, sostenibilidad y respeto por los derechos humanos. Sin embargo, en la alimentación, como en la industria textil, la competencia no siempre es justa, y precios sospechosamente bajos pueden ocultar vulneraciones de derechos laborales, normas ambientales y falta de transparencia.

¿Duros a peseta?

Cuando hacemos la compra, confiamos en que lo que encontramos en los supermercados ha pasado controles rigurosos, pero ¿realmente es así? Recientemente, me encontré con un caso que ilustra esta problemática. Dos marcas de tarros de conserva de bonito compartían un espacio preferente en el lineal de un supermercado, pero con precios diametralmente opuestos. Una de ellas, de una marca local reconocida, indicaba claramente “Bonito del Norte” en su etiquetado; la otra, de una marca menos conocida, usaba el término genérico “Bonito” y costaba la mitad.

A simple vista, podría parecer que se trata del mismo producto con diferencias en eficiencia productiva, pero no es así. En muchos casos, la denominación genérica encubre la comercialización de melva, una especie más barata que nada tiene que ver con el bonito del norte (Thunnus alalunga). Esta práctica induce a error al consumidor y se agrava cuando el diseño del envase sugiere una falsa equivalencia entre productos de calidades muy distintas.

El problema no es solo el etiquetado engañoso, sino también las prácticas que permiten que estos productos lleguen a las estanterías con precios anormalmente bajos. La........

© Deia (Tribuna Abierta)