No luchamos contra molinos, esta vez luchamos contra gigantes
Miguel de Cervantes, uno de los escritores españoles más universales de todos los tiempos, destacó en el siglo XVII con su novela de caballerías El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. En una de sus múltiples aventuras a lomos de Rocinante, en los campos de Montiel, se topa con 30 molinos de viento, y pensándose que se trataban de gigantes desaforados, inició una fiera y desigual batalla. Sancho Panza, su escudero, al advertirle de la distorsión de la realidad descarada, observa impasible como su amo, Don Quijote, pica espuela a Rocinante y con la lanza en ristre arremete contra el gigante. La lanzada atraviesa el aspa, que se encuentra en movimiento, y debido a la virulencia del viento, se lleva por delante al caballo y al caballero.
Tras este divertido pasaje ficticio, no puedo más que preocuparme con el paralelismo que observo de la sociedad actual. El mundo contemporáneo, compuesto por los entes individuales que somos nosotros, se encuentra en lo que los profesionales de la salud técnicamente describen como trastorno de déficit atencional e hiperactividad (TDAH). La patología previamente descrita le imposibilita centrarse en el cambio climático acuciante. La ciencia no ofrece certezas, nunca lo ha hecho. Sin embargo, las evidencias climáticas son palpables incluso para los que sobrepasamos la barrera de los 30 años, con una simple comparación de nuestros primeros recuerdos. Por poner un somero ejemplo, la imagen típica de Bilbao siempre ha sido asociada con un cielo plomizo y a una lluvia fina, bautizada en el Botxo como xirimiri. Poco, o nada, queda de aquella estampa icónica de Bilbao.
Los acontecimientos........
© Deia (Tribuna Abierta)
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