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Geopolítica: Humo y narrativas de poder

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24.09.2025

La muerte de Charlie Kirk, un activista conservador cristiano estadounidense, a manos de un atentado público ha revuelto los debates en el seno de una sociedad profundamente polarizada desde lo cultural y lo político. En Norteamérica acontece una crisis de los valores del liberalismo clásico que son desmontados desde el poder para conveniencia de las élites. Las variables ya no son las libertades civiles y los derechos humanos, sino las políticas identitarias. La clasificación de las personas en categorías y por ende la fragmentación del tejido social han creado olas de violencia política que en cualquier momento desembocan en una guerra civil.

Charlie Kirk ofrecía charlas en las cuales se hablaba sobre el aborto, el género, las leyes de identidad, la emigración, la raza. Sus puntos de vista, impactados por la agenda conservadora, representan el pensamiento de una parte de las élites norteamericanas; pero la otra porción del poder, la que está vinculada al ala más liberal del Partido Demócrata, lo consideraba un adversario potente y una punta de lanza ideológica contra el globalismo woke/progre. Aquí la trampa está en hacernos creer que la verdadera lucha de clases se da en estos términos cuando todo ello encubre la real diferenciación social que atraviesa a los Estados Unidos y que se basa en la posesión de los medios privados de producción, el empleo precario para los desposeídos y la falta de oportunidades para amplios sectores. La batalla cultural al estilo Kirk era una manera de desviar la atención de los temas que deberían hacer una agenda de lucha del pueblo contra las élites. Debates como el aborto, que poseen una dimensión ciertamente ética, sustituyen las cuestiones fuertes y determinantes como los salarios, los sindicatos, el acceso a derechos y ayudas, a seguros sociales y médicos.

En los Estados Unidos del liberalismo se está destruyendo el Estado de derecho burgués tal y como se le conoció en el periodo de auge del capital. Las razones son obvias aunque no estén en la agenda mediática. La erosión industrial del país y la pérdida de relevancia a nivel internacional les transmiten inseguridad a las élites y la reacción es la fuerza. Eso está determinando la creación de enemigos internos a los cuales se les carga la responsabilidad de la crisis. A un nivel de propaganda, el poder fáctico utiliza los temas divisorios para ganar tiempo y espacio mientras manipula las conciencias, juega con las emociones, hace que las personas sigan pautas que están de antemano teledirigidas por los laboratorios políticos. De ahí que exista un Kirk que haya sido usado por las élites de forma eficiente, a cuenta incluso de su propia vida. Las élites, a fin de........

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