Geopolítica: Conversaciones de paz en el umbral del nuevo mundo
¿Es posible un plan de paz en Ucrania? Las negociaciones de Riad entre Rusia y Estados Unidos evidencian un nuevo mundo geopolítico en el cual no resulta importante ya una alineación ideológica exacta entre los poderes, sino un pragmatismo de los proyectos globales dominantes. Por un lado, los norteamericanos tratan de sostener su hegemonía del siglo XX, por otro las potencias emergentes empujan la estructura y la mueven hacia posiciones ventajosas de multilateralismo. Pero esa lucha no cesa en la medida en que se producen conatos de resistencia a los intentos de paz y allí tenemos a los intereses corporativos que han hecho su pan con la guerra, esos mismos que ahora obstaculizan, la emprenden contra las negociaciones y hablan de una Ucrania militarizada y miembro de la OTAN para un futuro cercano. Justo las demandas que Putin está tratando de frenar, para la propia seguridad de Rusia.
Paralelo al pedido de alto al fuego que surge, los ucranianos lanzan el mayor ataque con drones de toda la contienda contra Moscú. El mensaje está claro, un posicionamiento de paz no excluye la posibilidad de volver al combate, ya que en términos de intereses es mucho lo que los globalistas se están jugando en Kiev. Entonces no se trata de una simple guerra, sino de la reconformación del mundo. La lucha por los mercados y por los recursos está haciendo que la pelea se torne cruel, no tanto ideológica, como referida al egoísmo real de adueñarse de aquello que resulta vital e imprescindible para los pueblos. El globalismo posee una mentalidad y una lógica rentistas, de crecimiento absoluto e ilimitado sobre los recursos finitos del planeta. Ello determina que el sistema esté en su lecho de muerte. Estamos hablando aquí del viejo liberalismo, devenido neoliberalismo, que en 1991 tuvo un revival a partir de la caída de la URSS, pero que ahora mismo no dispone de la capacidad de ir más allá en el decrecimiento de sus mercados por la no accesibilidad de los recursos y la caída de esa lógica de expansión constante. El nuevo mundo no es antiliberal en el sentido económico de la palabra, pero sí conservador y nacionalista en el término ideológico. Por eso existen los proyectos soberanistas del gran despertar de Rusia y de China, que tanto miedo causan entre las élites de los banqueros occidentales y sus lacayos de la política.
Entonces, ¿cuál es el mundo que puede salir de las conversaciones de Riad?, uno que no esté alienado con el globalismo clásico de crecimiento ilimitado, en el cual los grandes poderes redefinan el reparto sin llegar a una tercera guerra mundial. Eso significa el fin del viejo orden de Yalta en el cual se sentaron las bases para la OTAN y la Unión........
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