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"No es lo que él esperaba": Rubio tiene competencia para el...

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24.03.2025

Cuando Marco Rubio firmó como secretario de Estado de Donald Trump, entró en el trabajo “con los ojos bien abiertos”, según una persona familiarizada con su pensamiento. Sabía que no sería fácil trabajar para Trump. Sabía que Trump tenía un historial de despidos de altos funcionarios por tuit. También sabía lo que era que ser llamado “Pequeño Marco”.

Aun así, Rubio presionó para conseguir el prestigioso puesto de ser el máximo diplomático de Estados Unidos después de que perdiera la oportunidad de ser vicepresidente de Trump frente a J. D. Vance.

Con lo que Rubio no contaba era con que podría correr el riesgo de ser eclipsado como secretario de Estado por uno de los amigos más íntimos de Trump, el promotor inmobiliario y multimillonario Steve Witkoff.

Durante los dos primeros meses de la segunda administración Trump, Rubio ha quedado en cierto modo relegado a un segundo plano en la escena mundial frente a Witkoff, cuya cartera se ha ampliado más allá de su título oficial de enviado especial a Medio Oriente.

Witkoff ha sido uno de los principales artífices de algunas de las victorias más destacadas de Trump en política exterior: la liberación de rehenes en Israel, el alto el fuego en Gaza, roto desde entonces, y el regreso del estadounidense Marc Fogel desde Rusia, después de que Witkoff viajara a Moscú para ultimar las negociaciones para su liberación.

Ha viajado por todo el Medio Oriente y se ha convertido en un mediador clave en las conversaciones para poner fin a la guerra en Ucrania. La semana pasada, Witkoff volvió a Moscú para reunirse con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, e intentar avanzar en la propuesta del gobierno de alto el fuego.

Witkoff está “volando por todo el mundo haciendo de secretario de Estado”, dijo una persona familiarizada con la dinámica. “Tiene una cosa que nadie más tiene: tiene la confianza de Trump al 100%”.

Rubio, por su parte, se ha zambullido en su papel con viajes a Centroamérica para hablar de inmigración, a Medio Oriente, Europa y Canadá para debatir sobre las guerras en Gaza y Ucrania, y para reunirse con socios del G7.

A veces, ha parecido incómodo con algunos de los movimientos de la administración: se dice que discutió con Elon Musk en una reunión del gabinete de Trump a principios de este mes, y fue fotografiado en lo que un aliado de Rubio llamó una “postura de sofá” en la Oficina Oval mientras Trump y Vance reprendían al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky.

Estas situaciones ha suscitado dudas sobre la influencia de Rubio en Trump, según personas familiarizadas con el Departamento de Estado. Aunque Rubio fue el primer miembro del gabinete confirmado -por unanimidad-, su papel ha carecido de parte del perfil y la responsabilidad que tradicionalmente han tenido los anteriores secretarios de Estado. Y hay un contingente de fieles trumpistas que aún se muestran escépticos ante sus opiniones de línea dura en política exterior.

“Creo que está frustrado”, dijo a CNN un senador que sigue en contacto con Rubio.

Mientras que diplomáticos extranjeros han elogiado a Rubio por su compromiso, múltiples fuentes familiarizadas con Rubio y su trabajo dicen que parece incómodo por la forma en que la Casa Blanca ha minimizado su papel.

“No es lo que él esperaba”, dijo una persona. “Witkoff salió de la nada”, añadieron. “Trump lo adora”.

No obstante, solo Rubio lleva toda la impronta de la secretaría. Mientras que Witkoff a menudo vuela en su propio jet privado Gulfstream, Rubio es recibido con pompa a su........

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